El gobierno de Rusia ha revisado su doctrina nuclear, ampliando las circunstancias en las que podría emplear armamento nuclear, según recientes anuncios del Kremlin. Esta nueva postura permite a Moscú considerar el uso de armas nucleares no solo ante ataques con armas de destrucción masiva, sino también en respuesta a amenazas significativas a su soberanía derivadas de ataques convencionales, como los realizados por Ucrania con apoyo de Occidente.
El presidente Vladimir Putin justificó esta actualización señalando los recientes avances militares ucranianos, incluidos ataques con misiles ATACMS suministrados por Estados Unidos. Estos ataques han intensificado las tensiones en un conflicto que ya supera los 1,000 días. Moscú busca disuadir tanto a Ucrania como a los países de la OTAN de proporcionar armas avanzadas que puedan cambiar el equilibrio en el campo de batalla.
Mientras tanto, los analistas advierten que esta doctrina no solo tiene implicaciones nucleares, sino que también podría alentar a Rusia a incrementar sus ataques convencionales contra infraestructura crítica en Ucrania. Estados Unidos y la OTAN han manifestado preocupación, señalando que cualquier uso de armas nucleares tendría consecuencias catastróficas para Rusia y para el mundo.
Por su parte, Ucrania parece estar ajustando sus tácticas militares, priorizando objetivos para evitar escaladas que puedan ser vistas como un pretexto para un ataque nuclear ruso.
La comunidad internacional sigue de cerca la evolución del conflicto, mientras persisten los esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada mayor.