Un despliegue aéreo masivo se coordina sobre las montañas de Palisades, en Los Ángeles, California, donde un incendio forestal que inició a inicios de semana mantiene a la región en alerta. Aviones cisterna y helicópteros arrojan retardantes desde el cielo, mientras brigadas de bomberos combaten las llamas desde tierra.
La operación sigue un patrón meticuloso: una avioneta guía traza una línea con polvo blanco sobre el incendio, indicando al avión cisterna el punto exacto para soltar su carga. Instantes después, el cielo se tiñe de rojo o rosa cuando la sustancia retardante desciende lentamente sobre la vegetación en llamas.
“El objetivo es ralentizar el avance del fuego”, explica un policía que supervisa desde las colinas de El Encino, donde las brigadas monitorean el operativo a través de radios. El polifosfato de amonio en el retardante convierte el humo denso y negro en una humareda blanca y debilitada, señal de la eficacia del trabajo aéreo.
En el cielo, helicópteros estatales de Cal Fire y unidades locales sobrevuelan la zona, dirigiendo agua hacia los focos más intensos. En tierra, bomberos y brigadistas avanzan con mangueras, enfrentándose directamente a las llamas que han consumido hectáreas de terreno montañoso.
El operativo, que ha involucrado a todas las fuerzas disponibles, se extiende hasta áreas residenciales de alto perfil como Brentwood, donde se ampliaron las alertas de evacuación. Propiedades de celebridades como LeBron James y Arnold Schwarzenegger se encuentran en las colinas amenazadas por el fuego, aumentando la preocupación en una comunidad que lucha por contener esta emergencia.
Mientras los camiones de bomberos ascienden por las empinadas montañas, el combate continúa desde todos los frentes, en una lucha incansable para sofocar el infierno que asola a Los Ángeles en estos días de enero.