Las automotrices japonesas Nissan y Honda dieron por terminadas las conversaciones para una posible fusión que habría creado una compañía valuada en 60,000 millones de dólares. La decisión deja a Nissan en un panorama incierto y refleja los desafíos que enfrentan las empresas tradicionales ante la creciente competencia de fabricantes chinos de vehículos eléctricos.
Las negociaciones, anunciadas en diciembre, se vieron obstaculizadas por desacuerdos sobre la estructura del acuerdo. Según fuentes cercanas, la propuesta de Honda de convertir a Nissan en una filial fue un punto clave en la ruptura.
A pesar de la cancelación de la fusión, ambas compañías aseguraron que mantendrán su alianza estratégica con Mitsubishi Motors para colaborar en el desarrollo tecnológico y otras áreas. Expertos señalan que estas asociaciones son fundamentales, ya que empresas como BYD continúan ganando participación de mercado con modelos más avanzados en diseño y software.
Nissan sigue enfrentando dificultades financieras y de gestión. La compañía no ha logrado recuperarse por completo desde la crisis que inició con la detención de su expresidente, Carlos Ghosn, en 2018. Además, este jueves, redujo por tercera vez sus previsiones anuales y reportó una nueva caída en sus ganancias del tercer trimestre. Como respuesta, acelerará su plan de reestructuración, anunciado originalmente el año pasado.
