En medio de la creciente tensión bélica con Israel y bajo la amenaza de una posible intervención militar por parte de Estados Unidos, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jameneí, ha comenzado a preparar el terreno para una eventual sucesión en caso de fallecer durante el conflicto.
De acuerdo con un reporte del The New York Times, Jameneí, de 86 años, habría designado a tres posibles sucesores desde el búnker donde se encuentra resguardado. La información, obtenida a través de tres funcionarios iraníes con conocimiento directo del asunto, revela que el líder ya notificó a la Asamblea de Expertos órgano encargado de elegir al líder supremo para que actúe con celeridad si se requiere nombrar a su reemplazo.
La sucesión en la cúspide del poder iraní suele ser un proceso complejo y delicado, pero en esta ocasión, el ayatolá busca garantizar una transición ordenada y sin fisuras que asegure la continuidad del régimen y su legado, en un momento de alta inestabilidad regional.
El cargo de líder supremo en Irán no solo representa la máxima autoridad religiosa dentro del islam chiita, sino que también concentra el control total de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, además de comandar las Fuerzas Armadas del país. Esta figura se mantiene como el centro del poder político y espiritual en la República Islámica.
La noticia subraya la gravedad del escenario actual, marcado por el riesgo constante de escalada militar y la posibilidad de que un vacío de poder desate una crisis interna en el país persa.