El conflicto escaló a niveles alarmantes: Irán lanzó varios misiles contra la base aérea de Al Udeid en Qatar, una de las instalaciones militares más importantes de Estados Unidos en la región. El ataque desató pánico en la población civil, llevó al cierre del espacio aéreo qatarí y ha generado temores reales de una guerra abierta en Medio Oriente.
La base atacada alberga a más de 8,000 militares estadounidenses y fuerzas aliadas. Las explosiones se escucharon en los alrededores de Doha, lo que obligó a detener todos los vuelos comerciales e internacionales como medida de precaución. La Embajada de EE.UU. en Qatar pidió a su personal resguardarse, según medios internacionales.
El ataque iraní sería una represalia directa por los recientes bombardeos estadounidenses e israelíes contra las instalaciones nucleares de Natanz, Fordow e Isfahán, ocurridos hace menos de 48 horas. Teherán había prometido “una respuesta contundente” y la cumplió.
Hasta el momento no se ha confirmado el número de víctimas, aunque se teme que haya bajas militares, dada la magnitud del impacto. Estados Unidos mantiene un silencio tenso, mientras en redes sociales se difunden imágenes de misiles interceptados y explosiones en el cielo qatarí.
Lo que parecía una confrontación diplomática ahora se ha transformado en un conflicto armado con riesgo real de expansión global. Expertos advierten que una posible reacción estadounidense podría arrastrar a más países a un conflicto regional.
Además, la tensión se traslada a los mercados internacionales, donde ya se reportan alzas en el precio del petróleo y caídas en las bolsas asiáticas.
Frente a la gravedad del ataque, el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una sesión extraordinaria para tratar de contener el conflicto. Sin embargo, Rusia y China han respaldado el derecho de Irán a defender su soberanía, mientras Washington exige una condena inmediata.
