Elon Musk ha presentado su renuncia como asesor principal del presidente Donald Trump, marcando un abrupto quiebre con la administración que lo había colocado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un órgano creado para recortar el gasto público y eliminar la burocracia federal.
“Quiero agradecer al presidente la oportunidad de reducir el gasto innecesario”, escribió Musk en su mensaje de despedida, publicado este lunes por la mañana. Sin embargo, su salida se produce apenas un día después de que criticara públicamente el eje central de la agenda legislativa de Trump: el llamado “gran y hermoso proyecto de ley”.
En declaraciones a CBS, Musk calificó dicha iniciativa como un “proyecto de ley de gasto masivo” que incrementa el déficit federal y, según él, “socava la labor” que su equipo venía realizando en DOGE.
Un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, confirmó la renuncia y reconoció que hubo tensiones crecientes entre Musk y los principales asesores económicos de Trump.
¿Fractura en el bloque tecnócrata de Trump?
La salida de Musk representa una baja importante en el círculo de asesores no convencionales de Trump, especialmente entre los promotores de recortes drásticos al aparato gubernamental. El magnate sudafricano había sido uno de los principales rostros del intento por modernizar la burocracia con soluciones tecnológicas y automatización.
Su distanciamiento también deja en entredicho la coherencia fiscal del discurso trumpista, que ha combinado propuestas de austeridad con paquetes de gasto multimillonarios.
¿Y ahora qué pasará con el DOGE?
Con la salida de Musk, el futuro del Departamento de Eficiencia Gubernamental queda en el aire. Analistas consideran que su renuncia podría provocar la disolución o desmantelamiento parcial de la oficina, especialmente si no hay una figura con el mismo perfil disruptivo que quiera continuar con su agenda.
Lo que está claro es que esta renuncia no es solo un movimiento burocrático, sino una señal clara de las tensiones internas dentro del gobierno de Trump, en el que incluso los aliados más cercanos pueden alejarse ante desacuerdos ideológicos o presupuestales.