El empresario musical Ángel del Villar, propietario de la disquera Del Records, fue declarado culpable en una corte federal de Los Ángeles tras un juicio de dos semanas. La Fiscalía lo acusó de mantener negocios ilícitos con el promotor de conciertos Jesús Pérez Alvear, alias ‘Chucho’, señalado por lavar dinero para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La agencia Del Entertainment, también propiedad de Del Villar, enfrentó los mismos cargos y recibió un veredicto condenatorio. Según las autoridades, las transacciones ilegales alcanzaron los 3,5 millones de pesos (alrededor de 175.000 dólares).
Reacción tras el veredicto
Pese al fallo en su contra, Del Villar permanecerá en libertad bajo fianza hasta su sentencia, programada para el 15 de agosto. A la salida de la corte, familiares y empleados lo rodearon entre lágrimas, mientras él mantenía la calma.
“Si yo no me miro agüitado, no se agüiten”, dijo a su hijo, quien lloraba desconsolado. “Esperé cinco años para esto, yo estoy tranquilo”, agregó el productor.
Su abogado, Drew Findling, anunció que apelarán la decisión. «Estamos cien por ciento seguros de que es inocente. La batalla legal aún no termina», afirmó el defensor.
Un juicio que expone la conexión entre la música y el narcotráfico
El caso se centró en cuatro conciertos organizados por Del Villar en México entre 2018 y 2019, en los que participó el cantante Gerardo Ortiz. Durante el juicio, Ortiz testificó que fue engañado para presentarse en un evento vinculado a ‘Chucho’ Pérez.
El promotor, sancionado desde 2018 por el Departamento del Tesoro de EE.UU., habría utilizado la industria del entretenimiento para lavar dinero del crimen organizado. A pesar de esta designación, la Fiscalía presentó pruebas de que Del Villar continuaba haciendo negocios con él.
Las autoridades advirtieron que los delitos por los que se le acusa podrían llevarlo a enfrentar hasta 30 años de prisión. Mientras tanto, el productor insiste en su inocencia.
“Prefiero mil veces estar en mi casa que ser informante del gobierno”, declaró ante los medios, reafirmando que nunca buscó un acuerdo para evitar el juicio.
El caso ha puesto al descubierto la oscura relación entre la música regional mexicana y el narcotráfico, evidenciando cómo esta poderosa industria sigue bajo la sombra del crimen organizado.