Como si fuera el guion de una película escrita en los pasillos de Hollywood y rodada en los campos mojados del norte de Gales, el Wrexham AFC firmó el pasado fin de semana el tercer capítulo de su epopeya futbolística: un nuevo ascenso, ahora a la Championship, la antesala de la élite del fútbol inglés.
Ryan Reynolds, actor canadiense y uno de los propietarios del club junto a Rob McElhenney, no pudo contener la emoción tras la victoria 3-0 sobre el Charlton que selló el pase. “Wrexham ha sido una de las mejores experiencias de mi vida”, escribió en su cuenta de X, acompañado por un emotivo video que recogía los momentos más vibrantes de esta nueva gesta.
“Este club es la suma de su afición”, reflexionó Reynolds. “Antes de que llegáramos, lo habían salvado varias veces. Es un templo tanto como un campo de fútbol”. Las palabras del actor no son huecas. Hace apenas dos años, Wrexham vagaba por la quinta división, la National League, lejos del foco mediático y con un futuro incierto.
Pero desde su llegada en 2020, Reynolds y McElhenney no solo inyectaron capital, sino una narrativa de esperanza, trabajo en equipo y conexión con la comunidad. Hoy, el club vive una revolución tranquila pero firme, escalando divisiones como quien sube peldaños hacia un sueño que cada vez parece más alcanzable: llegar a la Premier League.
“Gracias por los cuatro mejores años… y que vengan muchos más”, concluyó Reynolds. Y en Wrexham, todos coinciden: la película aún no termina. El guion sigue escribiéndose con cada pase, cada gol, cada hincha que llena el Racecourse Ground. Lo que comenzó como una curiosidad hollywoodense, se ha convertido en una historia real de gloria y resurrección futbolística.
