Claudia Sheinbaum le declaró la guerra al coyotaje en Pemex. Desde Palacio Nacional, la presidenta denunció que intermediarios corruptos están pidiendo dinero extra a proveedores para destrabar pagos pendientes. Y fue clara: “No lo vamos a permitir”.
A partir de esta semana, todos los pagos se realizarán directamente desde la Tesorería a los proveedores, sin pasar por gestores, “oficinas de enlace” ni nada que huela a moche. El objetivo es cerrar la puerta a décadas de corrupción silenciosa, en donde pedir comisión era práctica común.
“No se dejen engañar”, dijo la presidenta. Y pidió a las cámaras empresariales, como Coparmex, denunciar cualquier intento de cobro ilegal. También anunció que se priorizará el pago a pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales están en riesgo de quiebra por retrasos de hasta un año.
Este tipo de prácticas no son nuevas. Durante décadas, los llamados ‘gestores’ ofrecían acelerar pagos a cambio de un porcentaje, creando una red de corrupción que drenaba recursos públicos y ponía en desventaja a empresas honestas.
El nuevo sistema digitalizado de pagos incluye rastreabilidad, validación en línea y plazos máximos. Se trabaja también en una app para que los proveedores puedan consultar el estado de su factura en tiempo real, sin depender de nadie más que de su celular.
“Pemex tiene que dejar de ser un botín de coyotes”, sentenció Sheinbaum. Y si logra limpiar la relación entre el gobierno y sus contratistas, será uno de los golpes más fuertes al viejo sistema de corrupción institucionalizada.