Audi ha suspendido desde el pasado 2 de abril el envío de vehículos ensamblados fuera de Estados Unidos en respuesta directa a los nuevos aranceles del 25% impuestos por la administración de Donald Trump. Esta decisión se alinea con la adoptada por el Grupo Stellantis, que recientemente detuvo su producción en plantas ubicadas en Canadá y México.
La firma alemana, parte del Grupo Volkswagen, ha informado a su red de concesionarios en EE.UU. sobre la interrupción de entregas para evitar que sus vehículos importados sean alcanzados por las tarifas arancelarias mientras avanzan las negociaciones entre Washington y Bruselas.
Por ahora, la duración de esta medida es incierta, ya que la dirección de Audi en territorio estadounidense continúa evaluando posibles alternativas. Entre ellas, se contempla redirigir la producción hacia instalaciones nacionales para esquivar los nuevos impuestos.
El Grupo Volkswagen es uno de los fabricantes europeos más impactados por el viraje proteccionista de la Casa Blanca. Sus operaciones en México, especialmente en las plantas de Puebla que produce cerca de 350,000 vehículos al año y San José Chiapas donde se fabrica el Audi Q5, con una producción anual de 176,000 unidades, dependen en gran medida del mercado estadounidense, al que se destina aproximadamente el 30% de esta producción.
Además del paro en Norteamérica, la automotriz evalúa una reestructuración laboral en EE.UU., que implicaría el despido de hasta 900 trabajadores en sus centros de Michigan e Indiana, los cuales brindan soporte logístico y técnico a las operaciones en Canadá y México.