La FIFA ha oficializado a Arabia Saudita como anfitrión del Mundial de Fútbol 2034, una decisión que ha generado debates en torno a temas de derechos humanos y desafíos logísticos. Esta elección se produce tras la histórica designación de tres continentes como sedes para el Mundial 2030, con partidos en Sudamérica, Europa y África.
El anuncio se realizó durante un Congreso Extraordinario de la FIFA, donde los representantes de sus 211 federaciones miembros respaldaron la candidatura saudí. Simultáneamente, se confirmó que España, Portugal y Marruecos organizarán el torneo de 2030, con un simbólico arranque en Uruguay, Argentina y Paraguay.
Un reto logístico en Medio Oriente
Arabia Saudita, que ha emergido como un actor relevante en el ámbito deportivo global, será el primer país de Medio Oriente en recibir el evento, después de Catar 2022. La decisión llegó tras el retiro de Australia e Indonesia de la competencia por la sede, dejando a Arabia Saudita como la única opción viable dentro de las confederaciones de Asia y Oceanía.
Críticas por derechos humanos
Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional han expresado preocupaciones por el historial del país en derechos laborales y libertades civiles, especialmente respecto a la discriminación de mujeres y la comunidad LGBTQIA+.
A pesar de estas críticas, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, defendió la elección argumentando que el fútbol tiene el poder de unir culturas y romper barreras globales.
Arabia Saudita también se prepara para organizar la Expo Mundial 2030 y otros eventos internacionales, como parte de su estrategia de diversificación económica y proyección global.
